Y es que sólo depende de ti, cogerlo con las dos manos mientras exista.
Si dicen perdido, yo digo buscando. Si dicen no llegas, de puntillas alcanzamos. Si dicen caíste, yo digo me levanto. Si dicen dormido, es mejor soñando. Atesorar los pequeños momentos en que te “olvidas” de tu pesada mochila. Dar las gracias y grabarlos en tu cabeza. Fijarte bien en cómo y quién eres en esos ratos, y en lo mucho que te olvidas de todo cuando estás mal. Y lo injusta que eres por hacerlo. Lo poco que aprecias a veces los paréntesis de lucha. Lo que lloras cuando no puedes con la carga, y lo poco que miras tu sonrisa cuando ella misma te hace el camino más liviano. Valorarte por un finde con concierto de más de dos horas saltando como una loca, cantando y disfrutando. Y una mañana de caminata de 10km con la gente a tu alrededor hecha polvo y recordando lo cansados que estamos todos. No te das cuenta, pero no te has quedado en casa. No has dejado que te arrastre a las sombras, y ahora llevas otro triunfo que descarga la mochila. Época de música, de nueva...