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Mostrando entradas de enero, 2012

Cómo te sientes?

Todo es diferente. Cuando acabó la operación y me desperté, pensé que algo iba mal y que me había despertado en mitad de la intervención. Cuando sientes como si dos vigas te atravesaran la espalda, cuando tienes la sensación de haber caído de un 7º en obras y haberte incrustado en los escombros, tienes la esperanza de que algo falte por acabar. Pero el mundo se te viene encima cuando te dicen: no, ya ha acabado todo, ha ido bien. Bien? En serio? Que alguien me mate, por favor. Eso pensé, allí en la UVI, con tubos por todas partes, alguien explicándome cómo administrarme la morfina y la sensación de que una pesadilla comenzaba. Luego te pasas más de un mes sin poder ir sola ni a hacer pis, porque tu cuerpo no te permite hacer un movimiento tan complejo como bajarte y subirte las bragas. No puedes ni ducharte sola. Y realmente te sientes humillada. Sabes que todo pasará, pero eso no evita el sentimiento. Ayuda para todo, levantarte de la cama, vestirte, peinarte… Tu cuerpo no es tuyo.

Sólo te importa a ti

La gente te ve, y qué piensa? Muchos no entienden porqué tienes concedido un 52% de discapacidad. Lo ven como, anda, qué morro. No te jode. Pero es que ellos te ven bien. Te desenvuelves bien por la vida. Te esfuerzas para que te vean bien. Nadie ve lo que te supone que te caiga el lápiz al suelo. Lo lejos que te queda ese suelo, el esfuerzo que te supone alcanzarlo. O incluso, si estás sentada a una mesa, la imposibilidad de realizar la maniobra para hacer algo tan sencillo como recuperar tu lápiz del suelo. No ven el show de cortarse las uñas de los pies o depilarse. O secarse el pelo, levantando los brazos con un secador que para cualquier ser humano, pesa lo suficientemente poco para que no te cueste un imperio mantenerlo sobre tu cabeza un ratito. No ven cómo vas sentada en el tren a veces, sin apoyarte en el respaldo, porque el día ha sido duro y el contacto duro del plástico se te clava como si llevara cientos de astillas. No ven el drama de encontrar el tren lleno y hacer el

Solas?

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Nunca Hoy le voy a dedicar la entrada a este blog, de Nani. Su historia pone los pelos de punta y nos enseña a valorar muchas cosas.  Nani

Válvula de escape

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Hay quien cree que esto es un muro de las lamentaciones. Nada más lejos de la intención. Hay quien cree que todos mis pensamientos y energías orbitan entorno a lo que aquí se lee. Nada más lejos de la realidad. Esto ha sido fruto de un pinchazo. Un globo demasiado lleno de emociones, de sentimientos y de escondites, de mentiras y de esperanzas. Demasiado lleno, un día por fin se pincha, y tiene mucho que salir. Y seguirá saliendo. No soy una persona negativa, los que me conocéis y me veis en mi día a día lo sabréis. Esconder todo lo que aquí ha salido e irá saliendo es difícil, y llena mucho el globo. Las energías de cada día requieren un silencio que ya no era sostenible, ni soportable. Así que este es un espacio para pinchar el globo y dejar salir todo, poquito a poco, sin prisa pero sin pausa, llorando mucho y agradeciendo todos vuestros mensajes, vuestras reacciones, vuestra cercanía y comprensión. Un espacio para volcar toda esta mierda que estaba acabando conmigo, acordarme de

Antes de la operación

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Y la lección de fuerza que nos dan algunas personas, de las que deberíamos aprender tanto…

Las cosas buenas

Un trabajo que te permite olvidarte durante 8 horas de quién eres. De todo lo que no puedes hacer. De todo lo que te cuesta un imperio. Los niños lo curan todo. Porque ellos no saben nada de ti, pero a la vez no hay nadie que te conozca mejor. Ellos te ven tan transparente que no tienes tiempo ni posibilidad de venirte abajo, de sentirte derrotada. Sólo entras por la puerta y eres tú, pero a la vez eres todo lo que quieres ser. Todas las cosas buenas que sabes que no eres pero ellos creen que sí. Te quieren más que tú misma y te ven más virtudes que defectos. Y eso que tú no puedes ni mirarte al espejo. Pero ellos no saben juzgar, sólo te aceptan con todo lo que traes en tu maleta. Ni siquiera lo entienden, pero eso es lo que hacen. Y es tu kit kat de 8 horas, en las que te olvidas un poco de que te cuesta agacharte. De que a veces te pesa tu propio bolso. De que levantas el brazo derecho ayudándole con el izquierdo. De que aprietas los dientes para no cojear por los pasillos. De que

5 cèntims

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Hace mucho que olvidé la sensación de encontrarme bien. Bien de verdad. Siempre que la gente pregunta "¿cómo estás?", la respuesta automática es: bien. Pero nunca es cierto. Hace muchos años que no es cierto la mayoría de las veces. Pero uno se cansa de decir otra cosa, de cargar a los demás con más problemas de los que ya tienen. Así que dices “bien” y aprendes a convivir con tu dolor. Pero esto sólo es una presentación. Y en ella debo decir la verdad. No quiero ser quien soy. Aprendí a vivir con dolor constante y medicación. Pero el dolor no se conformó, y cada día ganaba terreno. Así que me operé. Para ganar calidad de vida. Para olvidarme por fin del dolor. Pero hoy no quiero ser quien soy. Vivo aferrada a la que un día fui, sin aceptar lo que ya no puedo hacer, lo que ya no seré jamás. Vivo dándole la espalda a quien soy ahora, a mi 52% y todo lo que conlleva y rabiando por todo lo que dejé atrás. No quiero ser quien soy. No quiero ser esta lisiada que, para colmo