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Sagrer

Ya has entregado los papeles. Y es como si una larga despedida se hubiera iniciado ya, 7 meses antes de la hora. Como si la evidencia lo fuera ahora más que nunca. Como si hasta ese momento hubiera otra opción. Te han arropado y acogido. Han conseguido que cada día sea un paréntesis. Que el camino que las separa de tu casa no sea en vano. Algunas han traspasado las barreras para hacerte encontrar algo más que una compañera. Te han arrancado sonrisas aun cuando el dolor te mordía implacable. Han convertido un edificio en tu casa. Y ahora, tras entregar los papeles en los que las descartas de tu futuro, cada detalle salta ante ti. Y por eso duele más que el camino sea tan largo y tu cuerpo tan cabrón. Por eso duele más saber que ya no puedes aguantar el castigo que supone el desplazamiento diario. Por eso hoy, que te cuesta respirar porque muerden las costillas y has cojeado hasta el tren odias más que nunca quién tienes que ser. Duele el día a día y sabes que más cerca de casa

Asoma por tus ojos

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Aprender a lidiar con todo. A reconocerlo y afrontarlo. Con el dolor físico. Con el orgullo. Con el daño emocional producido y recibido. Con el estrés acumulado. Con el trabajo pendiente que te llama a las 3 de la mañana. Con las ganas de gritar. Con la incompetencia ajena. Y la propia. Con las veces que no dices no. Con las veces que lo dices y te apuñala. Con las sonrisas falsas de tantos. Con los rastreros. Con el daño que otros hacen a quien quieres. Con el despertador a las 6 de la mañana clavándose en tus lumbares como una daga traicionera. Con todo. Lo empujas, lo amasas, lo escondes y lo reduces a un cuadradito minúsculo para que no se escape nada. Te grapas la sonrisa. Sales a la calle. Nadie sabe qué hay en ese cubito. Con todo menos con esto. Que no sabes ni lo que es. Es el abismo en tu pecho. Un vacío desde la garganta. Una opresión que no te deja respirar. Una apatía. Una lágrima que te sorprende sin que le hayas dado permiso para salir. Una desorientación. Un sin

Una de cal, otra de arena

Despedida. Alcohol, pocas horas de sueño, piragua, comida y juego de orientación por el monte. Y oye, al pie del cañón, como una campeona. La espalda como si no estuviese. Baño en el río asquerosillo incluido (que por joder y que acaben los novios en el agua, me baño yo también, qué coño).  Eso sí, la semana siguiente, amiga, tienes que pagar tus excesos, y pasártela encamándote a las 10 como mucho y arrastrando los pies por el cole de lunes a jueves. Menos mal que el viernes hubo el bendito festivo, que aunque me importe tres pimientos más o menos, pues se agradece el poder descansar.  Esto viene siendo el pan nuestro de cada día. Concierto un viernes a las 2 de la madrugada, aguante y disfrute, y recuperación de abuela de 80 años durante los siguientes 3 días. Cambio de armarios, siesta reparadora. O al revés, siesta reparadora y cena un jueves terrorífico en el que lo que más querrías es dormir unsa 30 horas seguidas. Menos mal que la compañía lo compensa todo y la sepia estaba de

La vuelta

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Después de un verano regulero en cuanto a dolor, viene el golpe seco de la vuelta al curro, contrastando con las ganas de volver a la lidia de delincuentes. Una vuelve con ilusión, y se encuentra un bajón físico digno de estudio. Todo el tiempo del mundo para hacer tantas cosas, y ahora sólo puedes levantarte a duras penas, ir a trabajar, volver en el tren deseando teletransportarte a la cama, arrastrarte a casa y morir. Que sea un mundo pensar en hacer la cena (y dejar hecho el tupper para el día siguiente). Que sea un mundo salir a pasear con Sunna (eso que tan bien te sentaba este verano). Que sea un mundo todo. Un mundo que se te clava en las escápulas aunque haga 4 días del último machaque de fisio. Un mundo que te pincha las costillas. Un mundo que te araña el coxis y te engancha la ciática. El libro languidece en el bolso porque no quieres ni mirarlo. Tus materiales de manualidades te miran desde la mesa con pena. Tu perra también te mira con cara de “ya me abandonas hasta

Una experiencia única!

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Bueno, pues ya van 30. Madre mía cómo pasa el tiempo… Es increíble echar la vista atrás y ver el camino andado. Como mirar desde ese avión hacia abajo. Lo que atenúa el vértigo es la compañía. En el avión, la de los dos hombres que te acompañan con una sonrisa y hablando como si tirarse de un avión fuera más o menos como ir a comprar el pan. Con calma, con tranquilidad, con una broma. En la vida, la compañía es más amplia y tiene más funciones, aunque al final se resumen en la misma: que se te pase el vértigo.  El vértigo que te hace pedir que se pare el mundo. Y como lo consiguen tan bien, no queda más que pedir que se repita la experiencia. Gracias a todos los que han acompañado y acompañan este camino y hacen que suene otra música. No estarás sola, vendrán a buscarte batallones de soldados que a tu guerrilla de paz se han enrolado. Y yo en primera fila de combate abriendo trincheras para protegernos, mi guerrillera. No estarás sola, te saludarán a tu

Calor? Qué va

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Es difícil aceptar que no tienes lo que quieres, cuando lo que quieres es encontrarte bien. Y es difícil para mi cabeza no darle vueltas. Soy consciente de que otros viven con peores limitaciones que las mías y viven felices y sin preguntarle a gritos al mundo porqué tienen que llevar esa carga. Bueno, les envidio, yo no soy así. Ojalá lo fuera. Así que sólo me queda observar más detenidamente las cosas buenas que me ofrece la vida, que no son pocas. Lo sé. Simplemente, mientras las observo y las agradezco a la vez me estoy preguntando porqué narices no me deja en paz el dolor ni siquiera en vacaciones. Pero bueno, algo he avanzado, al menos me lo pregunto menos a menudo. Sé quién soy. Y aunque mi cuerpo no me acompaña, soy quien quiero ser. En otro orden de cosas, las vacaciones están muy bien, pero yo echo de menos a mis brujas, y a mis 25 delincuentes, a los que despedí con lágrimas en los ojos el último día de clase. Dos años con el mismo grupo, va a ser difícil no echarl

Azrael, recibe las almas de los muertos y las conduce para ser juzgadas

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Y es que sólo depende de ti, cogerlo con las dos manos mientras exista.

Si dicen perdido, yo digo buscando. Si dicen no llegas, de puntillas alcanzamos. Si dicen caíste, yo digo me levanto. Si dicen dormido, es mejor soñando. Atesorar los pequeños momentos en que te “olvidas” de tu pesada mochila. Dar las gracias y grabarlos en tu cabeza. Fijarte bien en cómo y quién eres en esos ratos, y en lo mucho que te olvidas de todo cuando estás mal. Y lo injusta que eres por hacerlo. Lo poco que aprecias a veces los paréntesis de lucha. Lo que lloras cuando no puedes con la carga, y lo poco que miras tu sonrisa cuando ella misma te hace el camino más liviano. Valorarte por un finde con concierto de más de dos horas saltando como una loca, cantando y disfrutando. Y una mañana de caminata de 10km con la gente a tu alrededor hecha polvo y recordando lo cansados que estamos todos. No te das cuenta, pero no te has quedado en casa. No has dejado que te arrastre a las sombras, y ahora llevas otro triunfo que descarga la mochila. Época de música, de nueva

Reconoce tu piedra, tu ritmo. Reconócete a ti mismo.

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Yo me salté las pistas entre clavos del camino. Y así con media sonrisa fui trepando por las repisas. Así como llegamos, por el mismo camino nos largamos. Así como venimos, por el mismo camino fuimos.   Tempestad , resopla fuerte en mi cabeza , sale huyendo por mis orejas , solo conmigo; solo allá voy . Cuando estés frente a tu espejo , no hay mayor verdad que tu reflejo; que si te engañas de dónde viene s, qué es lo que quieres y a dónde vas … Estás perdido , andas vendido solo en tu barca . Tempestad , resopla fuerte en mi cabeza , sale huyendo por mis orejas , solo conmigo; solo allá voy . Reconoce tu piedra , tu ritmo. Reconócete a ti mismo. Un concierto. Unas palabras. Una energía. Mucho tiempo hacía ya que no me recargaba las pilas con la música en directo retumbando en mis oídos. Y de la mano de Macaco rescato unas palabras de la canción TEMPESTAD. Cuando estés frente a tu espejo , no hay mayor verdad que tu reflejo; que si te engañas de dónde viene s, qué es lo que quieres y

Físico VS Emocional

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Cuando tienes que mandar tú pero manda tu cuerpo, todo se hace más difícil. Eres una persona fuerte, pero el dolor te arrastra a la sombra y te sujeta allí abajo. Y allí todo es más difícil, más oscuro. Ves tus propias capacidades menguadas. Te sientes todavía peor contigo misma. No vales para nada, te dice desde su agujero. Mírate aquí. Mírate y recuerda que ya no eres la de antes. Que ya no puedes manejarme. No eres más que un lastre para los que te rodean. Y para ti misma. Qué esperas de la vida? Hoy ni siquiera puedes ponerte los zapatos. No puedes llevar una jornada laboral normal y una casa. No puedes. Todo te queda grande. Algún día querrás tener un hijo, y él también sufrirá quién eres ahora. Lo sufrirá cuando no puedas hacer lo que el resto. Cuando no puedas darle todo lo que querrías. Todo lo que se merecerá. No podrás, y tú tendrás la culpa de que no tenga la madre que cualquiera se merece. Y cuando te ha arrastrado, es muy difícil salir del bucle. Te agarra fuerte y te bom

12 años

Cómo pasa el tiempo. Vuela sin que te des cuenta. Ayer parece que tenías todo por aprender. Un camino sin definir, con todas la posibilidades por delante. Y hoy echas la vista atrás y tienes una mano en la tuya. Has hecho un camino casi sin darte cuenta, lleno de experiencias, de aprendizaje, de baches y de superación. Y esa mano siempre ha estado sobre la tuya. Ha tirado de ti cuando te has caído. Te ha empujado cuando dudabas. Te ha sujetado la cabeza durante las migrañas. Ha esperado pacientemente frente a la puerta de tantos médicos. Te ha arropado susurrando las mejores palabras cuando más falta te hacía. Te ha visto llorar hasta desfallecer y te ha hecho reír en los peores momentos. Te ha visto siempre con los mejores ojos. Hermosa con los párpados hinchados… Y mirando atrás ves que no podrías haberlo hecho sin él. Ves que no cabe en tu cabeza una vida sin él. Todo tu futuro es a su lado, porque es la persona más maravillosa que conoces. Porque quieres poder hacerle feliz como

Afortunada

Cuando tienes manos a la que agarrarte cuando el mundo corre tanto que te sobrecoge el vértigo. Cuando sabes que, si quieres, tus lágrimas nunca rodaran solas por tus mejillas. Cuando da igual cuántas veces caigas, porque siempre te ayudaran a levantarte. Cuando estás segura de que alguien te sacará una sonrisa, aún en los peores momentos. Cuando ir al trabajo es una terapia de risas y complicidad. Cuando no sólo te las dan los niños. Cuando tu más grave dilema es qué teléfono marcar parar buscar consuelo. Todo da vueltas y te parece que no puedes seguir el ritmo. Pero siempre hay un buen copiloto guiándote y dando ánimo. Gracias a todos los que arropan a esta mente complicada y retorcida empeñada en dañarse a sí misma. Gracias al que lo vive todo, sin descanso, soportando el embiste de las peores tempestades, cobijando del frío temporal. Aunque me parece la “fiesta” más tonta del mundo, os dejo una canción de amor de verdad. Amores imposibles, Ismael Serrano Cuando caiga la tarde,

Torpeza emocional

No la notas siempre. Te acompaña dormida, y la odias cuando te bloquea. Es la que te hace abrir un blog en lugar de hablar de tus sentimientos con tus amigos. Es la que te hace lamentar no haber dado un abrazo. La que te hace rodar lágrimas por el dolor de alguien a quien quieres, sin que ese alguien lo sepa jamás. Esta semana alguien necesitaba aliento. Y un abrazo. Y sentir que no está sola. Y yo querría haberla abrazado hasta dejarla sin aliento. Querría haberle dicho muchas cosas. Pero no lo hice. Y luego me he sentido estúpida y egoísta por no franquear esa barrera. No es la primera vez, ni será la última. Cuántas veces pienso en muestras de cariño y palabras una vez han pasado los momentos adecuados. Esos momentos en los que quieres que otras personas sepan que estás ahí. Para lo que quieran, para lo que necesiten. Pero no lo haces, te quedas como una imbécil sintiendo esa necesidad, incapaz de dar el paso. Siempre creo que la gente a la que quiero nunca sabe hasta qué punto.

Cómo te sientes?

Todo es diferente. Cuando acabó la operación y me desperté, pensé que algo iba mal y que me había despertado en mitad de la intervención. Cuando sientes como si dos vigas te atravesaran la espalda, cuando tienes la sensación de haber caído de un 7º en obras y haberte incrustado en los escombros, tienes la esperanza de que algo falte por acabar. Pero el mundo se te viene encima cuando te dicen: no, ya ha acabado todo, ha ido bien. Bien? En serio? Que alguien me mate, por favor. Eso pensé, allí en la UVI, con tubos por todas partes, alguien explicándome cómo administrarme la morfina y la sensación de que una pesadilla comenzaba. Luego te pasas más de un mes sin poder ir sola ni a hacer pis, porque tu cuerpo no te permite hacer un movimiento tan complejo como bajarte y subirte las bragas. No puedes ni ducharte sola. Y realmente te sientes humillada. Sabes que todo pasará, pero eso no evita el sentimiento. Ayuda para todo, levantarte de la cama, vestirte, peinarte… Tu cuerpo no es tuyo.

Sólo te importa a ti

La gente te ve, y qué piensa? Muchos no entienden porqué tienes concedido un 52% de discapacidad. Lo ven como, anda, qué morro. No te jode. Pero es que ellos te ven bien. Te desenvuelves bien por la vida. Te esfuerzas para que te vean bien. Nadie ve lo que te supone que te caiga el lápiz al suelo. Lo lejos que te queda ese suelo, el esfuerzo que te supone alcanzarlo. O incluso, si estás sentada a una mesa, la imposibilidad de realizar la maniobra para hacer algo tan sencillo como recuperar tu lápiz del suelo. No ven el show de cortarse las uñas de los pies o depilarse. O secarse el pelo, levantando los brazos con un secador que para cualquier ser humano, pesa lo suficientemente poco para que no te cueste un imperio mantenerlo sobre tu cabeza un ratito. No ven cómo vas sentada en el tren a veces, sin apoyarte en el respaldo, porque el día ha sido duro y el contacto duro del plástico se te clava como si llevara cientos de astillas. No ven el drama de encontrar el tren lleno y hacer el

Solas?

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Nunca Hoy le voy a dedicar la entrada a este blog, de Nani. Su historia pone los pelos de punta y nos enseña a valorar muchas cosas.  Nani

Válvula de escape

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Hay quien cree que esto es un muro de las lamentaciones. Nada más lejos de la intención. Hay quien cree que todos mis pensamientos y energías orbitan entorno a lo que aquí se lee. Nada más lejos de la realidad. Esto ha sido fruto de un pinchazo. Un globo demasiado lleno de emociones, de sentimientos y de escondites, de mentiras y de esperanzas. Demasiado lleno, un día por fin se pincha, y tiene mucho que salir. Y seguirá saliendo. No soy una persona negativa, los que me conocéis y me veis en mi día a día lo sabréis. Esconder todo lo que aquí ha salido e irá saliendo es difícil, y llena mucho el globo. Las energías de cada día requieren un silencio que ya no era sostenible, ni soportable. Así que este es un espacio para pinchar el globo y dejar salir todo, poquito a poco, sin prisa pero sin pausa, llorando mucho y agradeciendo todos vuestros mensajes, vuestras reacciones, vuestra cercanía y comprensión. Un espacio para volcar toda esta mierda que estaba acabando conmigo, acordarme de

Antes de la operación

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Y la lección de fuerza que nos dan algunas personas, de las que deberíamos aprender tanto…

Las cosas buenas

Un trabajo que te permite olvidarte durante 8 horas de quién eres. De todo lo que no puedes hacer. De todo lo que te cuesta un imperio. Los niños lo curan todo. Porque ellos no saben nada de ti, pero a la vez no hay nadie que te conozca mejor. Ellos te ven tan transparente que no tienes tiempo ni posibilidad de venirte abajo, de sentirte derrotada. Sólo entras por la puerta y eres tú, pero a la vez eres todo lo que quieres ser. Todas las cosas buenas que sabes que no eres pero ellos creen que sí. Te quieren más que tú misma y te ven más virtudes que defectos. Y eso que tú no puedes ni mirarte al espejo. Pero ellos no saben juzgar, sólo te aceptan con todo lo que traes en tu maleta. Ni siquiera lo entienden, pero eso es lo que hacen. Y es tu kit kat de 8 horas, en las que te olvidas un poco de que te cuesta agacharte. De que a veces te pesa tu propio bolso. De que levantas el brazo derecho ayudándole con el izquierdo. De que aprietas los dientes para no cojear por los pasillos. De que

5 cèntims

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Hace mucho que olvidé la sensación de encontrarme bien. Bien de verdad. Siempre que la gente pregunta "¿cómo estás?", la respuesta automática es: bien. Pero nunca es cierto. Hace muchos años que no es cierto la mayoría de las veces. Pero uno se cansa de decir otra cosa, de cargar a los demás con más problemas de los que ya tienen. Así que dices “bien” y aprendes a convivir con tu dolor. Pero esto sólo es una presentación. Y en ella debo decir la verdad. No quiero ser quien soy. Aprendí a vivir con dolor constante y medicación. Pero el dolor no se conformó, y cada día ganaba terreno. Así que me operé. Para ganar calidad de vida. Para olvidarme por fin del dolor. Pero hoy no quiero ser quien soy. Vivo aferrada a la que un día fui, sin aceptar lo que ya no puedo hacer, lo que ya no seré jamás. Vivo dándole la espalda a quien soy ahora, a mi 52% y todo lo que conlleva y rabiando por todo lo que dejé atrás. No quiero ser quien soy. No quiero ser esta lisiada que, para colmo