De la convivencia con el dolor y otras cosas más bonitas de la vida

Aceptar. Desde siempre tengo un cuerpo que no acompaña a mi cabeza. Demasiado dolor. Demasiado cansado. Demasiada demanda. Desde 2009 tengo un cuerpo que no acepto. Que no reconozco como mío. Limitada. Lisiada. Discapacitada. La cabeza pide. El cuerpo niega. Ha habido días en que la oscuridad ganaba de calle. Encontrar luz es como sentir un poco de aire fresco cuando ya te crees ahogada. Así que enciendo. Enciendo e intento que no se apague. Se apaga una y trato de encender dos más. Pero hay un paso clave, que debiera ser el primero, y que no he dado. No he sido capaz. . Aceptar . Aceptarme . Aceptarlo . En mi pedido de marzo va a venir sí o sí el ae Acceptance. Hace tiempo que me llama y lo he estado ignorando. Trabajando en otros planos. Girando la vista para tratar de evitar ese paso. Ya no voy a hacerlo más. Voy a tratar de darlo una vez para no tener que volver al principio nunca más. Me merezco no tener que volver al principio, después de tanto camino. . Si quieres sabe

Hace unos años asistí a un taller sobre aceites esenciales . Me gustó mucho el concepto, las experiencias y testimonios que vi sobre personas que tenían incorporada a su vida los aceites. Pero quizá no era mi momento, porque la verdad es que no los hice míos y no me enamoré. Los usé a modo de parche por un tiempo, y no acabé de encontrarles el truco. También estuve probando varias marcas, algunas más caras, otras más baratas, pero no acababan de hacerme el peso y acababa por aparcarlos. Pasó un tiempo y, por circunstancias de la vida, yo entré en un círculo bastante feo. Un dolor que iba en aumento y que no me dejaba vivir, ya sabéis un poco sobre mi situación física y mi estado de salud. Todo esto alimentado por una depresión que se retroalimentaba con el dolor físico. Hacían un combo perfecto y no me dejaban salir de ahí. Unas 40 pastillas al día ponían también su granito de arena en mi pozo personal. En ese momento Gema contactó conmigo con un simple: qué tal, cómo vas nena, hac