De la convivencia con el dolor y otras cosas más bonitas de la vida

Portear es una experiencia maravillosa. Para mí resulta básico en la crianza de mis hijos. El carro lo sacamos porque uno tiene un año y la otra todavía no ha hecho los 3 y siempre vamos muy cargados, así que combinamos porteo con carro y aprovechamos para cargarlo con trastos. Me encanta la sensación de llevarlos encima y que forme parte de nuestra rutina. Ir por la calle e ir dándoles besitos o hablando con ellos. Poder dormirlos en casa pegaditos a mí. Al principio, con mi primera hija, tuve miedo y por eso compré el carro. Si fuera hoy no lo hubiera comprado hasta la llegada del pequeño, ya que lo vendimos al poco tiempo y no fue hasta muy avanzado mi segundo embarazo que me hice con otro carro en previsión de ir por la calle con los dos. Al principio cedí porque tengo una escoliosis de doble curva operada, de las vértebras T4 a L4 fijadas, y fuertes dolores crónicos. Todo el mundo piensa que portear es una locura y que me destroza la espalda. Y nada más lejos de la realidad.

31.07.17 Hoy decimos adiós a una etapa. Mi hija dice adiós a quien la ha cuidado, mimado, amado, entendido, respetado, acompañado durante dos años. Durante dos de los más importantes años de su vida. No puedo escribir sin llorar. No por mí, porque en septiembre mi hijo coge el relevo e irá con ella cada día. Lloro por ella, por mi pequeña, porque estoy segura de que nunca encontrará en su camino nadie que la quiera tanto, que la respete  tanto, que la entienda tanto. Ojalá pudieras acompañarla hasta la universidad, Maribel. Con tu paciencia, tu dulzura, tu mirada, tu amor. Ojalá ella no fuera a echarte tanto de menos. Ojalá el tiempo no fuera tan rápido y podamos encontrar en el camino más personas a las que amar hasta doler. Ojalá hoy durara un poco más y mi niña no tuviera que lanzarse al crudo mundo tan pronto. Te queremos tanto, tanto. Gracias por todo, por los tuppers, por acogerla justo cuando yo paría a Gaël, por la paciencia, las risas y tanto amor. Para siem