RECOGER LA TOALLA
Llevo un tiempo atrapada en un pozo extraño. Un pozo que llamé mi casa por fuerza de costumbre. Porque la alternativa era cortarme las venas o salir, y no tenía fuerzas para lo segundo, ni ganas de lo primero. Así que le puse unas cortinas y un par de cuadros, y me dije: oye, pues no está mal. Aquí estoy, será porque aquí debo estar. Y me acomodé y me repetí día tras día que era donde debía estar, pese a que el reflejo del espejo me devolvía unos ojos tristes contradiciéndose con la sonrisa de más abajo. Como no tenía voz con la que gritar (¿ os acordáis ?) me dibujé esa sonrisa para quedarme en mi pozo, ignorando la oscuridad que iba nublando los ojos tristes que pedían atención. He destrozado muchas veces el pozo. He roto los cuadros y arrancado las cortinas cada vez que me he despertado gritando, preguntándome qué hago aquí. Pero siempre he vuelto a pintar la sonrisa y a recomponer las cortinas. Estoy bien. Dejadme en paz. Muchas veces alguien ha preguntado desde arri...