Empoderamiento



La palabra “empoderamiento” representa la capacidad que cada uno de nosotros tiene de tomar las riendas de su vida, de sentir que está al mando.

Seguro que nunca imaginé que con 31 años estaría aquí. Así. Claro que no. Seguro que no imaginé que mi camino sería como está siendo. Seguro que no imaginé las trabas. Els pals a les rodes. Claro que no. Tampoco imaginé que tendría tanta capacidad para boicotearme a mí misma. Que mi cuerpo podría ser tan cabrón y mi mente tan tonta. Cómo iba nadie a imaginar eso.

Pero ahora, tanto si miro el camino recorrido como si miro el presente, sólo veo una cosa. Veo que, pese a todo, siempre me he levantado. Y me siento así, en pie. Arrastro agujeros que nunca podrán llenarse (Bruixes, no sabeu quant, quant, quant us trobo a faltar. Pin, em sento orfe, sempre seràs la meva paral·lela) y frustraciones que aún no he asumido. Pero siento que puedo ganar. Recuerdo cuando creía que no podría ganarle a este cuerpo.

Y cada mañana te despiertas y las notas. Las barras. La rigidez. Ese cuerpo al que no te acostumbras, que no te parece tuyo. Con el que te sientes más torpe y más fea. Con el que no quieres vivir. Ni arreglarlo para salir, o ir de boda. Cuando vestir tu propio cuerpo es todo un drama, y te hace sentirte tan inferior, deseando ser tan pequeña que nadie se fije en ti, que nadie te mire. Cuando evitas mirarte al espejo, y te vistes de espaldas, y sales de la ducha mirando al suelo, para evitar esa visión que odias y que te hace tanto daño.
Todavía espero el día en que este cuerpo vuelva a parecerme mío, y pueda volver a sentirme cómoda en él. Para poder amarlo lo suficiente para cuidarlo un poco, para poder mantenerle la mirada alguna vez. Incluso mi cara me parece la de otra, la mía se quedó en la antesala del quirófano. Sólo espero que si se encuentra algún día en un espejo no esté tan triste como yo.

Ya no me visto de espaldas al espejo y cuando me arreglo un poco hasta me miro y todo. Y, gracias a muchas personas que me han hecho ser consciente de las cosas que hago bien, puedo decir que me siento capaz en lo que hago.

Me enorgullezco de haber llegado a este punto. Aunque sé que le debo mucho a mucha gente. Gente que ni siquiera sabe que me ha ayudado. Gente que te ayuda a sacar la mierda que llevas dentro y la convierte en arte. Gente que te deja una nota en facebook sin llegar a saber cuánto significa para ti que haya pensado en ti en esos términos. Gente que te recuerda con cariño. Gente que te da la mano aún cuando no tiene muy claro para qué la necesitas. Gente a la que ves mucho menos de lo que querrías y aún así la sientes tan cerca que sabes que podrán curarte siempre. Gente que no sabe cuánto la quieres. Que ni siquiera se lo imagina. Porque no he avanzado en todo, y eso sigue siendo un punto débil.

Gracias a todos, a los que os dais por aludidos y a los que nunca llegaréis a saber lo que habéis hecho por mí en un momento de mi vida. O en todos. Y a los que ya lo sabéis de sobra, también gracias.
Y a los que no lo sabrán nunca pero te curan el alma cantando para ti (Ismael, te echo de menos. Macaco, vuelve pronto)







Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Entrevista en http://maternidades.es/

Postparto consciente