El día de la ira
Nunca fui mucho de banderas. Me importan
bastante poco. El fenómeno independentista, sin embargo, casi te obliga a
posicionarte. Y eso al principio era difícil, había que ir fintando para
defender lo tuyo y lo de todos sin que nadie se estresara. Pero el mundo está
lleno de gente obtusa que te acorrala y te empuja y luego se sorprende de que
saltes y los mandes a la mierda. No todo el mundo, claro. Hay gente muy respetuosa
en sus argumentos con la que siempre da gusto hablar. Y conozco muchos que
votarían NO y defienden la consulta. Es lo que tiene la democracia. Ah no, en
España no.
Ay calla, que soy catalana, no me
puedo quejar de nada que lleve la maravillosa Marca España. Porque te responden
que te calles, que en Catalunya también hay mierda. No te jode, mierda hay en
todas partes. Pero de momento, para bien o para mal, por suerte o por
desgracia, nos guste y/o nos disguste, Catalunya está dentro de España. Y yo
respeto que haya quien tenga fe en este país, que defienda que no sólo hay
mierda, pero es que yo no lo veo así, será que estoy muy negativa. Dani lo
resume de puta madre: “Es que ahora mismo
España es lo que es. Otra cosa es lo que nos gustaría que fuese, pero lo que
vendemos al extranjero (quitando turismo) es corrupción, olor a rancio,
pensamiento retrógrado, país de listillos, ordeno y mando, machismo
estructural, nada de separación de poderes, iglesia en la sombra, ridículo en
situaciones serias, mirar para el otro lado, amiguismo, defensa del poderoso,
abuso del pobre, miseria, desahucios...”.
Es que en Catalunya también hay de eso. Y dale molino. Que sí, coño, que
sí, y quien defiende la independencia es gilipollas y defiende la mierda de
aquí? No, oiga, la mierda de aquí también la queremos llevar a la hoguera, los
independentistas y los no independentistas. Me da igual que me enculen con Ñ
que con NY. No quiero que me enculen y punto. Si algún día Catalunya no es
España, pues vomitaremos sapos y culebras sobre la mierda de aquí y trataremos de
limpiarnos de ella. Pero de momento, creo que no hace falta que cada vez que
nos caguemos en alguna barbaridad especifiquemos de qué CCAA proviene. Ah no,
que sólo hay que especificar que en Catalunya también hay mierda. Que si se
queja un valenciano o un madrileño no hace falta. Y que si te quejas de algo te
salen con Pujol, como si yo a Pujol lo tuviera aquí tomando café cada domingo.
Señores, que Pujol no representa el independentismo, representa a su puto
bolsillo, que es un ladrón que se sube al tren que más pasta lleve! Y que sí,
que también hay que llevarlo a la hoguera! Tengo cara de gilipollas o qué? Y
que cada vez que nos quejamos de algo no viene implícito que aquí en concreto
se hagan mejor las cosas. Pero mira, de momento nos follan de todas partes y no
podemos quejarnos de ninguna.
Ojalá pete todo de una vez y se
despierte todo el mundo (todo el mundo eh, con Ñ y con NY).
Llegará por fin el día de la ira; vestirás
de abril las calles y las plazas; construirás tu nido en mis manos de encina; desharemos
el camino y la cama.
Llegará por fin el día en que
despiertes. Temblarán por fin los templos de la usura, todo será incierto, todo
menos tu vientre. Nuestros dioses sonreirán si me desnudas.
Escribid poemas de amor en cada
muro, flores en el pelo para el funcionario, señalemos sin piedad al rey
desnudo, levantadme tarde y vístete despacio.
Somos el rumor en el silencio, un
estruendo de aves que se acerca, domingo soleado en los inviernos, el abrazo en
cada borrachera. El verso inconcluso de tu rabia, una risa en plena madrugada. Somos
la alegría que regresa, el día de la furia en primavera.
Para defender tu paz y tu alegría, vestirás
de abril los grandes bulevares. Llegará por fin el día de la ira: un otoño de
cenizas y bigbanes.
Y la hiena financiera y su dinero sacarán
sus garras de los hospitales. Curarás el ala rota del maestro; te dirán que no
te vayas los juglares.
Llegaré hasta a ti como agua hasta
la cuenca, con pasión se besarán los generales, planearemos nuestra huida en
asamblea. Todo está pasando justo en este instante.
Tú y yo conspiraremos en los bares,
nadie podrá decidir sobre tu vientre; epitafios para obispos sin amante, besos
para cada princesa durmiente.
Somos el rumor en el silencio,
un estruendo de aves que se acerca,
domingo soleado en los inviernos,
el abrazo en cada borrachera,
el verso inconcluso de tu rabia,
una risa en plena madrugada.
Somos la alegría que regresa,
el día de la furia en primavera.
Ismael Serrano
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